¿Han oido de la Tercera Ley de Newton?
"A toda acción corresponde una reacción, de igual magnitud y en dirección opuesta"
En palabras simples, para una fuerza positiva de, digamos, 10, debe haber una acción negativa de -10 para lograr el equilibrio.
Pocas veces me había tocado presenciar las verdades de esa ley como el domingo pasado. Tuve una función a las 12 del día, para la cual no tuve ningún problema: El tráfico tranquilo, el chico con el que me fuí (que sabía cómo llegar al teatro) normalmente es muy impuntual y hoy llegó temprano, encontramos estacionamiento a la primera en pleno Tlatelolco (una zona de la Ciudad de México MUY densamente poblada), y lo mejor, bailamos estupendamente bien: parejitos, con fuerza, con proyección... de 10 el asunto.
Incluso, de tan bonito, nos llamaron para otros dos proyectotes antes de acabar el año, y uno más para finales del próximo. Las maestras no cabían de emoción y de orgullo, y todos nosotros estábamos felices de haber impactado a todo mundo, incluídos nosotros mismos.
La cosa es que tanta buena energía no es gratuita. Desde el momento en que pisé me casa de regreso, todo funcionó mal. Mi mamá enferma, mi hermano de malas y discutendo con mi papá, Carlos con alguna bronca existencial en la que, tratando de evitar involucrarnos a tres amigos, nos metió hasta el fondo (así de complicado como se oye), caray, hasta la gata estaba alterada: parece que me quise suicidar por las marcas de las garras en la muñeca.
Y por si eso fuera poco, la salida que teníamos programada en familia se vio opacada por las broncas que Arturo y mi mamá solitos hacen, deshacen, dejan crecer y luego no quieren reconocer y delegan en otros. Mi papá y yo decidimos salir y dejar que Arturo se gastara el hígado (era él o nosotros), pero a la mera hora le remordió el corazón y nos pidió esperarlo "5 minutos" que se conviertieron en 20 (en los que se metió a bañar, escogió su ropa, se vistió, se peinó, cerró el messenger y le mandó un mensaje a la novia).
Escogimos el cine, y ¿por qué no?, la función que queríamos ver estaba hasta muy tarde y decidimos ver otra película.
Efectos secundarios es una película mexicana que habla de algo más que cumplir 30 y vivir para contarlo. Habla de lo diferente que podemos llegar a ser de lo que queríamos en verdad, de los sueños rotos, de las promesas olvidadas, de correr y correr y ver que no salimos del mismo lugar. Pero también de la necedad y necesidad por salir del hoyo y de los sueños escondidos, ésos que nos pueden dar el empujón para saltar fuera pero que por ser contrarios a lo que somos ahora no podemos (o no queremos) realizar.
La película la viví muy de cerca. Hay cosas que me han pasado muy similares, otras que no, pero al final, salí con la intención de hacer las paces con el día, y con todo lo que había pasado.
Y sí, encontré mi equilibrio.
Un día muy complicado, de emociones muy contradictorias, pero así son las leyes de la naturaleza: Como relojito suizo.
Sigo alterado, por cierto. Algunas de las cosas negativas no se han ido.
Oyendo: Pauline en la playa - Aire (Del disco tributo a Mecano)
"A toda acción corresponde una reacción, de igual magnitud y en dirección opuesta"
En palabras simples, para una fuerza positiva de, digamos, 10, debe haber una acción negativa de -10 para lograr el equilibrio.
Pocas veces me había tocado presenciar las verdades de esa ley como el domingo pasado. Tuve una función a las 12 del día, para la cual no tuve ningún problema: El tráfico tranquilo, el chico con el que me fuí (que sabía cómo llegar al teatro) normalmente es muy impuntual y hoy llegó temprano, encontramos estacionamiento a la primera en pleno Tlatelolco (una zona de la Ciudad de México MUY densamente poblada), y lo mejor, bailamos estupendamente bien: parejitos, con fuerza, con proyección... de 10 el asunto.
Incluso, de tan bonito, nos llamaron para otros dos proyectotes antes de acabar el año, y uno más para finales del próximo. Las maestras no cabían de emoción y de orgullo, y todos nosotros estábamos felices de haber impactado a todo mundo, incluídos nosotros mismos.
La cosa es que tanta buena energía no es gratuita. Desde el momento en que pisé me casa de regreso, todo funcionó mal. Mi mamá enferma, mi hermano de malas y discutendo con mi papá, Carlos con alguna bronca existencial en la que, tratando de evitar involucrarnos a tres amigos, nos metió hasta el fondo (así de complicado como se oye), caray, hasta la gata estaba alterada: parece que me quise suicidar por las marcas de las garras en la muñeca.
Y por si eso fuera poco, la salida que teníamos programada en familia se vio opacada por las broncas que Arturo y mi mamá solitos hacen, deshacen, dejan crecer y luego no quieren reconocer y delegan en otros. Mi papá y yo decidimos salir y dejar que Arturo se gastara el hígado (era él o nosotros), pero a la mera hora le remordió el corazón y nos pidió esperarlo "5 minutos" que se conviertieron en 20 (en los que se metió a bañar, escogió su ropa, se vistió, se peinó, cerró el messenger y le mandó un mensaje a la novia).
Escogimos el cine, y ¿por qué no?, la función que queríamos ver estaba hasta muy tarde y decidimos ver otra película.
Efectos secundarios es una película mexicana que habla de algo más que cumplir 30 y vivir para contarlo. Habla de lo diferente que podemos llegar a ser de lo que queríamos en verdad, de los sueños rotos, de las promesas olvidadas, de correr y correr y ver que no salimos del mismo lugar. Pero también de la necedad y necesidad por salir del hoyo y de los sueños escondidos, ésos que nos pueden dar el empujón para saltar fuera pero que por ser contrarios a lo que somos ahora no podemos (o no queremos) realizar.
La película la viví muy de cerca. Hay cosas que me han pasado muy similares, otras que no, pero al final, salí con la intención de hacer las paces con el día, y con todo lo que había pasado.
Y sí, encontré mi equilibrio.
Un día muy complicado, de emociones muy contradictorias, pero así son las leyes de la naturaleza: Como relojito suizo.
Sigo alterado, por cierto. Algunas de las cosas negativas no se han ido.
Oyendo: Pauline en la playa - Aire (Del disco tributo a Mecano)
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