Voy de acuerdo. La Ciudad de México es grande, es superpoblada, está contaminada... pero sigue siendo bella.
Ya no es La región más transparente del aire, como dijera Alfonso Reyes, pero conserva mucho de su belleza, aunque la ha modificado. Sigue siendo La ciudad de los palacios, sigue teniendo espacios tranquilos e íntimos y, aunque sea un tipo diferente de belleza, la gran Ciudá capital es preciosa urbanamente (si es que la palabra existe) unas veces como ciudad colonial, otras como metrópoli moderna, algunas más como barrios tradicionales y también como residenciales y plazas y parques.
Para no hacérselas cansada, quien tenga oportunidad, súbase al segundo piso del Periférico, desde San Antonio hasta San Jerónimo, y voltee para ambos lados.
Se ven extensiones enormes de bosque (si señores: bosque en la ciudad), colonias muy elegantes, otras más modestas, edificios enormes y muy modernos, puntas de iglesias, pueblos a lo lejos, montañas verdes todavía más lejos y en general, una cosa padrísima que, de no ser por esos pequeños espacios, creeríamos perdida ya.
Y si se suben por ahí de las 5 o 6 de la tarde, que empieza a oscurecer, pueden ver algunas lucecitas ya prendidas, el cielo naranja, las nubes rosas... un atardecer maravilloso que le da un carácter romántico a la ciudad.
Made in Chilangolandia.
Oyendo: La oreja de Van Gogh - Dulce Locura
Ya no es La región más transparente del aire, como dijera Alfonso Reyes, pero conserva mucho de su belleza, aunque la ha modificado. Sigue siendo La ciudad de los palacios, sigue teniendo espacios tranquilos e íntimos y, aunque sea un tipo diferente de belleza, la gran Ciudá capital es preciosa urbanamente (si es que la palabra existe) unas veces como ciudad colonial, otras como metrópoli moderna, algunas más como barrios tradicionales y también como residenciales y plazas y parques.
Para no hacérselas cansada, quien tenga oportunidad, súbase al segundo piso del Periférico, desde San Antonio hasta San Jerónimo, y voltee para ambos lados.
Se ven extensiones enormes de bosque (si señores: bosque en la ciudad), colonias muy elegantes, otras más modestas, edificios enormes y muy modernos, puntas de iglesias, pueblos a lo lejos, montañas verdes todavía más lejos y en general, una cosa padrísima que, de no ser por esos pequeños espacios, creeríamos perdida ya.
Y si se suben por ahí de las 5 o 6 de la tarde, que empieza a oscurecer, pueden ver algunas lucecitas ya prendidas, el cielo naranja, las nubes rosas... un atardecer maravilloso que le da un carácter romántico a la ciudad.
Made in Chilangolandia.
Oyendo: La oreja de Van Gogh - Dulce Locura
Comentarios
Que lindo en señalarlo!