No morí. Aquí sigo, pero estos dos meses corrí como idiota para todos lados.
Tuve mi certificación de japonés, hubo mucho trabajo, tensión en el ensayo, varias cosas se descompusieron y hubo que mandar repararlas... pero sobreviví. Lo malo es que no tengo una pizca de inspiración; la musa quizá anda de vacaciones y la muy jija ni una postal manda.
En fin. Anoche me pasó una cosa harto curiosa y esa es la que quiero que sirva de reflexión para el (quizá) último post del año.
Viene de ái:
___xXx___
Lunes, 12:15 am. Bueno, técnicamente ya es martes, pero la cosa es que estaba helando.
Yo me bajé del metrobús Perisur para tomar el pesero que pasa por Periférico (la vía rápida que rodea al D.F.) que me deja en mi casa. En vía rápida con el frío de invierno y los coches a toda velocidad el aire azotaba la piel como látigo. Y ahí estaba yo en el parabús, esperando el pesero, temblando, cargando mi morral, la laptop y un póster que me acababan de regalar, escuchando mi reproductor más por miedo a que me entrara el aire frío a los oídos que porque estuviera poniéndole atención.
En esas estaba cuando se acerca un chavito a la parada y me pregunta "¿No sabes si todavía pasa el que va a Canal de Chalco?" -"Es el que espero yo, entonces esperemos que todavía pase", le dije con la mandíbula trabada y los dos nos quedamos viendo hacia el arroyo, esperando que viniera el pesero.
A los cinco minutos se me queda viendo y me dice "¿Para dónde vas?" -"Para Vaqueritos [a unos 10 kilómetros de donde estábamos], ¿Y tú? ¿Hasta la base?" -"Más allá, voy a Tulyehualco [Unos 25km desde el parabús]". Entendí la idea abajo de la pregunta: No pasaban peseros, nos congelábamos y los taxis no dejaban de pasar aventándonos las luces. Pero nos vimos con cierta desconfianza y de él surgió la corrección: "Vamos a esperar otro rato a ver si pasa".
Ese otro rato signficaron 10 minutos de canciones que realmente no estaba oyendo, manos entumidas y coches que no dejaban de aventarnos el aire frío a la cara. Pasaron dos camiones, pero sin gente y por los carriles centrales, esto se veía cada vez más complicado.
Nos volteamos a ver el chico y yo una vez más, y se va acercando un chico como de 30 años por atrás de nosotros, y como en película, la suelta:
-"¿No saben si todavía pasa el pesero para Chalco?"
Sonreímos y le respondimos, palabras más palabras menos, que se uniera al club. Este muchacho se veía con más ganas de llegar a su casa (miraba nervioso la hora en su celular) y nos preguntó directo que a donde íbamos. La Fortuna quiso que los otros dos chavos fueran más o menos para el mismo rumbo y yo quedara de paso, entonces el plan para tomar un taxi y pagar la parte correspondiente iba cobrando fuerza, aunque al parecer ninguno de los tres estaba muy emocionado, pero las ganas de salir del frío eran más fuertes, creo.
Pero a lo lejos se vieron las luces de un camión alto que venía por la lateral. Los tres pusimos atención para cacharlo en caso de que corriera, y ya cuando estaba cerca... el camión se descubre como un camión pero de carga. Seguíamos como al principio.
Ya desesperados, ahora sí pusimos el plan en marcha. Discutámos, pues, de si los taxis subirían hasta Tulyehualco, de si quisieran bajar a uno antes, de cuánto nos cobrarían o cuánto pagaríamos... y como un real Deus ex machina, se acerca un taxi a nosotros, se nos orilla, baja la ventana y nos pregunta que para dónde vamos.
-"Dos a Tulyehualco y uno baja en Vaqueritos"
-"25 pesos por cabeza, ¿van?"
Más tardó en dar el precio que nosotros en subirnos. Todo lo que nos habíamos estado poniendo a la defensiva se nos quitó cuando tuvimos la oportunidad enfrente y era bastante razonable.
Subió enfrente el primer chavo, y atrás subimos el otro monito y yo, peleándome con la lap y el póster (al maletín de la lap le di un llegue con la puerta abierta, pero el póster no se maltrató). Ya en marcha, el que venía a un lado de mí, mandaba un mensaje y me preguntó "¿Y ya de la escuela?" Yo reí un poquito y dije "No, de trabajar y de ver a unos amigos". Se apenó un poco y respondió "Ah, perdón, es que como traes unos planos y eso..." y me señaló al póster. Yo sólo sonreí y me alegré de que ninguno de los dos fuera asesino serial o algo así.
El taxista iba platicando con nostros, pero iba también atento a la gente en los parabuses. Dos veces se paró junto a una persona sola diciendo "A Tulyehualco, 20 pesos, ¿vas?" pero ninguno hizo caso.
Al cabo de unos 6 minutos llegamos a mi destino. Y ahora, el momento incómodo de la noche: Pagué mi parte y era el momento de despedirse. ¿Qué se dice en estos casos? ¿"Mucho gusto, hasta luego"? ¿"Cuídense, felices fiestas"? Resolví un "Buenas noches, gracias" y el taxista, que éstaba demostrando un colmillote largo y retorcido, me dejó justo donde estaba un chavito parado. Misma cantaleta del destino y precio. El chico iba para Cuemanco (unos 3 kilómetros adelante de donde me bajé) y ya no supe cuánto le cobraron, pero el ocupó mi lugar en el taxi, cerró la puerta y se arrancaron. Yo caminé a mi casa un poco asombrado, reconozco, de haber tenido una experiencia rara pero enriquecedora como ésta.
¿Enriquecedora, pregunta la amable concurrencia? Sí: Tres extraños decidimos ponernos de acuerdo en algo que nos ponía nerviosos a los tres, pero era para un bien común. Vimos una oportunidad y en lugar de darle veinte vueltas la tomamos. Todos pusimos la misma cantidad de dinero y nadie alegó que uno iba antes o dos después y que la cuenta está mal repartida. Fuimos amables en todo momento y hasta pudimos convivir en paz. Y al final, el resultado nos convino a los tres.
Ya vimos que se puede en escala micro, ¿por qué no habríamos de poder a escalas mayores? Es decir, ponerse de acuerdo entre vecinos para podar el pasto, hacer fila sin colarse y sin meter de codazos, tener unas elecciones en paz y con responsabilidad, no acusar al de enfrente de hipócrita esclavo del sistema sólo por que no hace lo que nosotros queremos que haga, ser un país que respeta a su gente y a sus instituciones y jalar todos para el mismo lado, viendo el esquema grande antes que jalar cada quién agua para su molino.
Llévenselo de tarea y pongan un comentario cuando quieran que el mundo sepa lo que piensan.
Mientras, coman, beban, bailen y rían todo lo que puedan en éste fin de año. Acuérdense que nos quedan nomás dos más para que se acabe el mundo... al menos que nos encuentre bien divertidos, ¿no?
Que tengan un gran inicio de 2010.
---
Oyendo: Utada - This one (crying like a child)
Tuve mi certificación de japonés, hubo mucho trabajo, tensión en el ensayo, varias cosas se descompusieron y hubo que mandar repararlas... pero sobreviví. Lo malo es que no tengo una pizca de inspiración; la musa quizá anda de vacaciones y la muy jija ni una postal manda.
En fin. Anoche me pasó una cosa harto curiosa y esa es la que quiero que sirva de reflexión para el (quizá) último post del año.
Viene de ái:
___xXx___
Lunes, 12:15 am. Bueno, técnicamente ya es martes, pero la cosa es que estaba helando.
Yo me bajé del metrobús Perisur para tomar el pesero que pasa por Periférico (la vía rápida que rodea al D.F.) que me deja en mi casa. En vía rápida con el frío de invierno y los coches a toda velocidad el aire azotaba la piel como látigo. Y ahí estaba yo en el parabús, esperando el pesero, temblando, cargando mi morral, la laptop y un póster que me acababan de regalar, escuchando mi reproductor más por miedo a que me entrara el aire frío a los oídos que porque estuviera poniéndole atención.
En esas estaba cuando se acerca un chavito a la parada y me pregunta "¿No sabes si todavía pasa el que va a Canal de Chalco?" -"Es el que espero yo, entonces esperemos que todavía pase", le dije con la mandíbula trabada y los dos nos quedamos viendo hacia el arroyo, esperando que viniera el pesero.
A los cinco minutos se me queda viendo y me dice "¿Para dónde vas?" -"Para Vaqueritos [a unos 10 kilómetros de donde estábamos], ¿Y tú? ¿Hasta la base?" -"Más allá, voy a Tulyehualco [Unos 25km desde el parabús]". Entendí la idea abajo de la pregunta: No pasaban peseros, nos congelábamos y los taxis no dejaban de pasar aventándonos las luces. Pero nos vimos con cierta desconfianza y de él surgió la corrección: "Vamos a esperar otro rato a ver si pasa".
Ese otro rato signficaron 10 minutos de canciones que realmente no estaba oyendo, manos entumidas y coches que no dejaban de aventarnos el aire frío a la cara. Pasaron dos camiones, pero sin gente y por los carriles centrales, esto se veía cada vez más complicado.
Nos volteamos a ver el chico y yo una vez más, y se va acercando un chico como de 30 años por atrás de nosotros, y como en película, la suelta:
-"¿No saben si todavía pasa el pesero para Chalco?"
Sonreímos y le respondimos, palabras más palabras menos, que se uniera al club. Este muchacho se veía con más ganas de llegar a su casa (miraba nervioso la hora en su celular) y nos preguntó directo que a donde íbamos. La Fortuna quiso que los otros dos chavos fueran más o menos para el mismo rumbo y yo quedara de paso, entonces el plan para tomar un taxi y pagar la parte correspondiente iba cobrando fuerza, aunque al parecer ninguno de los tres estaba muy emocionado, pero las ganas de salir del frío eran más fuertes, creo.
Pero a lo lejos se vieron las luces de un camión alto que venía por la lateral. Los tres pusimos atención para cacharlo en caso de que corriera, y ya cuando estaba cerca... el camión se descubre como un camión pero de carga. Seguíamos como al principio.
Ya desesperados, ahora sí pusimos el plan en marcha. Discutámos, pues, de si los taxis subirían hasta Tulyehualco, de si quisieran bajar a uno antes, de cuánto nos cobrarían o cuánto pagaríamos... y como un real Deus ex machina, se acerca un taxi a nosotros, se nos orilla, baja la ventana y nos pregunta que para dónde vamos.
-"Dos a Tulyehualco y uno baja en Vaqueritos"
-"25 pesos por cabeza, ¿van?"
Más tardó en dar el precio que nosotros en subirnos. Todo lo que nos habíamos estado poniendo a la defensiva se nos quitó cuando tuvimos la oportunidad enfrente y era bastante razonable.
Subió enfrente el primer chavo, y atrás subimos el otro monito y yo, peleándome con la lap y el póster (al maletín de la lap le di un llegue con la puerta abierta, pero el póster no se maltrató). Ya en marcha, el que venía a un lado de mí, mandaba un mensaje y me preguntó "¿Y ya de la escuela?" Yo reí un poquito y dije "No, de trabajar y de ver a unos amigos". Se apenó un poco y respondió "Ah, perdón, es que como traes unos planos y eso..." y me señaló al póster. Yo sólo sonreí y me alegré de que ninguno de los dos fuera asesino serial o algo así.
El taxista iba platicando con nostros, pero iba también atento a la gente en los parabuses. Dos veces se paró junto a una persona sola diciendo "A Tulyehualco, 20 pesos, ¿vas?" pero ninguno hizo caso.
Al cabo de unos 6 minutos llegamos a mi destino. Y ahora, el momento incómodo de la noche: Pagué mi parte y era el momento de despedirse. ¿Qué se dice en estos casos? ¿"Mucho gusto, hasta luego"? ¿"Cuídense, felices fiestas"? Resolví un "Buenas noches, gracias" y el taxista, que éstaba demostrando un colmillote largo y retorcido, me dejó justo donde estaba un chavito parado. Misma cantaleta del destino y precio. El chico iba para Cuemanco (unos 3 kilómetros adelante de donde me bajé) y ya no supe cuánto le cobraron, pero el ocupó mi lugar en el taxi, cerró la puerta y se arrancaron. Yo caminé a mi casa un poco asombrado, reconozco, de haber tenido una experiencia rara pero enriquecedora como ésta.
¿Enriquecedora, pregunta la amable concurrencia? Sí: Tres extraños decidimos ponernos de acuerdo en algo que nos ponía nerviosos a los tres, pero era para un bien común. Vimos una oportunidad y en lugar de darle veinte vueltas la tomamos. Todos pusimos la misma cantidad de dinero y nadie alegó que uno iba antes o dos después y que la cuenta está mal repartida. Fuimos amables en todo momento y hasta pudimos convivir en paz. Y al final, el resultado nos convino a los tres.
Ya vimos que se puede en escala micro, ¿por qué no habríamos de poder a escalas mayores? Es decir, ponerse de acuerdo entre vecinos para podar el pasto, hacer fila sin colarse y sin meter de codazos, tener unas elecciones en paz y con responsabilidad, no acusar al de enfrente de hipócrita esclavo del sistema sólo por que no hace lo que nosotros queremos que haga, ser un país que respeta a su gente y a sus instituciones y jalar todos para el mismo lado, viendo el esquema grande antes que jalar cada quién agua para su molino.
Llévenselo de tarea y pongan un comentario cuando quieran que el mundo sepa lo que piensan.
Mientras, coman, beban, bailen y rían todo lo que puedan en éste fin de año. Acuérdense que nos quedan nomás dos más para que se acabe el mundo... al menos que nos encuentre bien divertidos, ¿no?
Que tengan un gran inicio de 2010.
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Oyendo: Utada - This one (crying like a child)
Comentarios
22/Dic/2010
22/Dic/2011
22/Dic/2012
...ña?
Muy Feliz Año Nuevo
Saludos
Inque
Es así como se deberían hacer las cosas, buscar el bien común para todos, tanto para uno mismo como los demás.
Me gustaría ser un poco mas optimista y creer en la humanidad, pero no se puede, aun así, creo que existen algunos por los que vale la pena hacer del mundo algo mejor, esos pocos son los que inspiran más.
Chouch, esperando la gran explosión.
Eso de ponerse de acuerdo depende como veas a la gente. La neta eso de subir gente, platicar con extraños y cosas asi deberian de ser todos los dias.
Creo que es mas facil resaltar aqui la desconfianza que se tuvieron que el acto de subir e ir echando el chal.
Saludos
Con los momentos de plática hasta me acordé del consejo de Patch Adams de llamar a números al azar para platicar con extraños sólo por el gusto de interesarse en el otro.
A ver si un día me atrevo.
TQ