Yo creo mucho en las señales que manda la vida. Causalidad, si lo quieren ver así.
Pongamos dos ejemplos: Un buen día, una pulsera que me regaló mi entonces novio se partió limpiamente en dos, de la nada, mientras la traía puesta. A los pocos días empezamos a discutir y... bueno, ahora es un buen amigo. Otra vez, cuando empecé a estar harto de donde trabajaba y parecía que las cosas no mejorarían, me llegaron de bonche varias ofertas de trabajo y ahora trabajo muy feliz en un lugar céntrico, cerca de todo, con más paga y facilidades de horario.
Es más, una incluso está documentada: El día que nos empezamos a mudar del antiguo depa a donde estamos hoy, la sombra de las toallas del baño adoptaron el perfil de mi mamá. Y vivir aquí ha sido bastante placentero. Al menos no se va el agua de la regadera si abres la llave del fregadero.
Como sea, a mí si me parece que Dios/ el Karma/ el Universo/ Jehová/ Chtulhu/ Como quieran decirle nos avienta señales de cómo es que las cosas se van a ir desarrollando para que nosotros tomemos una decisión al respecto. Solo es cosa de fijarse bien y sentir el significado de las cosas.
¿A donde quiero llegar con esto? Bueno, acaba de sucederme otra de esas entre la semana pasada y esta. Les explico:
Gente que ya me conoce de años sabe que de una manera u otra siempre la mitad del año es terriblemente estresante para mí: Primero exámenes, luego trabajo, y siempre la danza. La danza por que por estas fechas es la función del grupo donde estoy, y eso significa ensayos extra, tensión extra y las maestras-directoras y los alumnos gritando y alegando de cualquier cosita cuando el estrés puede cortarse con cuchillo en los ensayos. Pero este año fue diferente... las hostilidades empezaron por ahí de octubre y vinieron con broncas atrasadas, de modo que para cuando llegó abril ya no nos soportábamos los unos a los otros.
Para no hacerles el cuento largo, una semana antes de la función se me perdió la playera del uniforme del grupo. Así, se perdió. La buscamos en la ropa sucia, en la ropa limpia, en las playeras de mi papá, en los portatrajes con el vestuario, le marcamos a mi hermano a Veracruz para saber si no se la había llevado... en todos lados. Nada. Tuve que ir al ensayo en el teatro y a la mera función con una playera parecida, pero con los antecedentes que ya discutimos ya nomás esperaba el guamazo.
Y el guamazo llegó: Dos días después de la función nos marcaron las maestras-directoras del grupo a los hombres del grupo que hay entre semana para decirnos que ya no podíamos tomar clase en ese horario, que sólo los sábados (a un amigo incluso se dieron el lujo de decirle un "si quieren"). Para mi buena fortuna en ese momento yo estaba en un café con varias de las chicas del ensayo, y evitaron que les mentara la madre a las maestras, o que me deprimiera, o todas las anteriores, pero fue un momento muy muy amargo.
Palabras más palabras menos, todas prometieron apoyo incondicional y hablar con las maestras tan pronto se pudiera... aunque por una o por otra no habíamos visto a ninguna de ellas, como si se estuvieran escondiendo.
Afortunadamente, ayer me pude quedar solo y lloré un ratito acerca de este asunto. La danza es muy importante para mí y acabar mal en este grupo y empezar a buscar otro no es algo que me emocionara, pero esa playera perdida significaba algo grande y no podía ignorarlo.
Pero ayer mismo tuve que ver a una de las maestras en una situación poco propicia para el diálogo. Aún así, sin pensarlo, le dije rapidísimo que queríamos hablar para ver cómo arreglábamos esto, y ella en un tono muy sereno solo dijo "Luego hablamos". La conozco y se que no nos dará la vuelta, solo habría que esperar el momento adecuado. Por fin un poco de luz en medio de toda esta maraña.
Nos despedimos, y regresé a mi casa. Ya aquí, empecé a organizar mis ropa para llevarme hoy al trabajo, y sacando mis chones del cajón vi un bulto negro muy grande para ser unos calzones (ni los de Bridget Jones). ¿Ya adivinaron?
La playera estaba hecha bolas, pero ahí estaba. De una pieza, metida inexplicablemente en donde NO debería estar y donde buscamos varias veces (al simpático que está pensado "¡Duh! Ahí estuvo siempre" yo le respondo: ¿En el cajón de los chones? ¿Ese que abro diario? Lo hubiera notado antes, ¿no?)
Lo dicho: Yo creo mucho en las señales que me manda la vida. Ya me mandó una bastante amarga; veamos si esta vez, así como la playera salió de enmedio de los chones, la solución a nuestro problema en el ensayo sobresale de entre toda la mala vibra de los últimos meses y nos favorece a todos.
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Oyendo: Enya - Book of days
Pongamos dos ejemplos: Un buen día, una pulsera que me regaló mi entonces novio se partió limpiamente en dos, de la nada, mientras la traía puesta. A los pocos días empezamos a discutir y... bueno, ahora es un buen amigo. Otra vez, cuando empecé a estar harto de donde trabajaba y parecía que las cosas no mejorarían, me llegaron de bonche varias ofertas de trabajo y ahora trabajo muy feliz en un lugar céntrico, cerca de todo, con más paga y facilidades de horario.
Es más, una incluso está documentada: El día que nos empezamos a mudar del antiguo depa a donde estamos hoy, la sombra de las toallas del baño adoptaron el perfil de mi mamá. Y vivir aquí ha sido bastante placentero. Al menos no se va el agua de la regadera si abres la llave del fregadero.
Como sea, a mí si me parece que Dios/ el Karma/ el Universo/ Jehová/ Chtulhu/ Como quieran decirle nos avienta señales de cómo es que las cosas se van a ir desarrollando para que nosotros tomemos una decisión al respecto. Solo es cosa de fijarse bien y sentir el significado de las cosas.
¿A donde quiero llegar con esto? Bueno, acaba de sucederme otra de esas entre la semana pasada y esta. Les explico:
Gente que ya me conoce de años sabe que de una manera u otra siempre la mitad del año es terriblemente estresante para mí: Primero exámenes, luego trabajo, y siempre la danza. La danza por que por estas fechas es la función del grupo donde estoy, y eso significa ensayos extra, tensión extra y las maestras-directoras y los alumnos gritando y alegando de cualquier cosita cuando el estrés puede cortarse con cuchillo en los ensayos. Pero este año fue diferente... las hostilidades empezaron por ahí de octubre y vinieron con broncas atrasadas, de modo que para cuando llegó abril ya no nos soportábamos los unos a los otros.
Para no hacerles el cuento largo, una semana antes de la función se me perdió la playera del uniforme del grupo. Así, se perdió. La buscamos en la ropa sucia, en la ropa limpia, en las playeras de mi papá, en los portatrajes con el vestuario, le marcamos a mi hermano a Veracruz para saber si no se la había llevado... en todos lados. Nada. Tuve que ir al ensayo en el teatro y a la mera función con una playera parecida, pero con los antecedentes que ya discutimos ya nomás esperaba el guamazo.
Y el guamazo llegó: Dos días después de la función nos marcaron las maestras-directoras del grupo a los hombres del grupo que hay entre semana para decirnos que ya no podíamos tomar clase en ese horario, que sólo los sábados (a un amigo incluso se dieron el lujo de decirle un "si quieren"). Para mi buena fortuna en ese momento yo estaba en un café con varias de las chicas del ensayo, y evitaron que les mentara la madre a las maestras, o que me deprimiera, o todas las anteriores, pero fue un momento muy muy amargo.
Palabras más palabras menos, todas prometieron apoyo incondicional y hablar con las maestras tan pronto se pudiera... aunque por una o por otra no habíamos visto a ninguna de ellas, como si se estuvieran escondiendo.
Afortunadamente, ayer me pude quedar solo y lloré un ratito acerca de este asunto. La danza es muy importante para mí y acabar mal en este grupo y empezar a buscar otro no es algo que me emocionara, pero esa playera perdida significaba algo grande y no podía ignorarlo.
Pero ayer mismo tuve que ver a una de las maestras en una situación poco propicia para el diálogo. Aún así, sin pensarlo, le dije rapidísimo que queríamos hablar para ver cómo arreglábamos esto, y ella en un tono muy sereno solo dijo "Luego hablamos". La conozco y se que no nos dará la vuelta, solo habría que esperar el momento adecuado. Por fin un poco de luz en medio de toda esta maraña.
Nos despedimos, y regresé a mi casa. Ya aquí, empecé a organizar mis ropa para llevarme hoy al trabajo, y sacando mis chones del cajón vi un bulto negro muy grande para ser unos calzones (ni los de Bridget Jones). ¿Ya adivinaron?
La playera estaba hecha bolas, pero ahí estaba. De una pieza, metida inexplicablemente en donde NO debería estar y donde buscamos varias veces (al simpático que está pensado "¡Duh! Ahí estuvo siempre" yo le respondo: ¿En el cajón de los chones? ¿Ese que abro diario? Lo hubiera notado antes, ¿no?)
Lo dicho: Yo creo mucho en las señales que me manda la vida. Ya me mandó una bastante amarga; veamos si esta vez, así como la playera salió de enmedio de los chones, la solución a nuestro problema en el ensayo sobresale de entre toda la mala vibra de los últimos meses y nos favorece a todos.
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Oyendo: Enya - Book of days
Comentarios
En tu caso, quizá era necesario que pasara todo esto para revalorar lo que había ocurrido con el grupo de danza... y la prueba era la playera, ¿no?
Por otro lado, me da gusto saber que estás un poco mejor en ese aspecto. Ánimo, nunca pierdas esa alegría que sueles contagiar aún a los que no tenemos la dicha de conocerte en persona.
Saludos.
No sé si es cuestión del destino o no, lo que si es cierto es que LA VIDA nos sorprenderá de la mejor manera!!!
Saludos, que bueno que ya tienes una buena señal...
Yo no se si algo intangible mueva al mundo y nusstras vidas, lo que si se es que nada sucede por casualidad!!
Zk!