-"Así que, con el perdón de Dios mediante, me dediqué a
seguir a uno de los indigentes de la estación de la 42.
Como sabrán, tengo algunos recursos. Vaya, no soy Bruce
Wayne, pero dispongo de algo de dinero y materiales. Y siendo CEO de una
empresa, de mucho tiempo libre."
-"Mi única limitante con ellos es que fuera gente
verdaderamente sola: sin hijos, sin nietos, sin hermanos, padres o pareja.
Alguien por qué vivir en esta vida es pocas veces apreciado pero siempre
importante. Así que me tomé mi tiempo de disfrazarme, investigar y seguir a este pobre chico, hasta que lo vi
regresar con su hermano.
Luego seguí a otro, y a otro, otra más hasta que di con uno
que por dos semanas durmió solo bajo un puente. Dormía tan profundo que le
quité su cobija y le apagué su fogata sin que se diera cuenta."
"Admito que con uno, uno solo, usé la fuerza. Y fue
sin querer, no contaba con que tuviera el sueño ligero y oliera el humo en su 'casa'.
Tuve que darle un fuerte golpe contra una esquina que no lo mató, pero lo dejó inconsciente el
tiempo suficiente para ahogarse con humo."
-"Nunca les pregunté sus nombres. No quise saber el
nombre de quienes estaba liberando de esta vida terrenal; debe imponer un cargo
de conciencia que no estaba dispuesto a cargar.
Y más porque no sabía cuántos más seguirían."
La sala, que minutos antes hervía en fervor, ahora era un
sepulcro, como los de los sin casa que ahora descansaban en paz.
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