Hablando con un ex novio salió el tema de que tengo un poco de miedo de lo que viene para mí en la vida. El chaparrito me responde esto: "¿Te digo algo? se me hace raro oirte decir 'me da miedo'; tengo la idea que eres de esas personas que no tiene miedo."
No voy a mentir, es una fama que me he ganado a pulso. Otro amigo me ha descrito incluso como "insensible"... si bien la realidad es bastante diferente.
En algún temblor en la secundaria en el que ayudé a evacuar, la maestra de la clase donde nos agarró (el temblor) lo describió a la perfección: "uno tiene que ser fuerte y reaccionar, aunque se esté haciendo pipí de los nervios".
Incluso en lo que más me gusta hacer, que es bailar en un escenario, soy el primero en calmar a la gente que va a bailar conmigo aunque yo le esté rezando a Yisuscráist, Vishnú y Buda juntos y ya estando arriba vea a un punto no fijo directamente enfrente de mí (gracias, técnicas teatrales) por que cuando veo a alguien especial en el público me equivoco, como ya ha pasado varias veces.
Especialmente tengo problemas cuando hablo enfrente de mucha gente. Por cuestiones de trabajo me ha tocado ser intérprete arriba de un escenario y la parte más difícil no es escuchar (o hablarle) a quien debo ofrecer el servicio, si no hacerlo enfrente de 500+ personas que quieren saber qué dijo su ídolo o quieren que lo que ellos sienten por el/ella sea transmitido con fidelidad.
Pero no nada más se trata de presentaciones en público; cualquier cambio en mi vida (como dije en la primera línea de este proyectado post) me aterra durísimo, empezando en cambios de escuela pasando por mudanzas DENTRO DE LA MISMA COLONIA, un nuevo trabajo, un cambio de hábitos o que me diagnostiquen alguna enfermedad que yo no haya tenido contemplada.
Por eso siempre trato de tener el control de todo, para que lo que sea que venga ya no me agarre por sorpresa. Claramente he fallado en mi intento de dominaciDigo, de controlar todas las variables a mi alrededor, y aunque ya me he relajado bastante, aun hoy puedo decir que el futuro incierto y yo no somos amigos. Ni nos saludamos, pues.
Sin embargo, cuando todo pasa (o todo ha caído estrepitosamente) me procuro un lugar y un momento solo -donde no me vea nadie conocido, al menos- y lloro, al menos una vez por mes, como Shakira. Creo que solo me he derrumbado bien enfrente de tres personas y no es algo de lo que me encante hablar.
Hablando se entiende la gente, dice el dicho, pero para mí no vale eso. De modo que la próxima vez que me vean, un abrazo tronador (o un besote ídem, dependiendo de quien sea) se agradecerán bastante. En mi caso necesito cosas un poco más concretas todo el tiempo.
En serio, todo el tiempo tengo miedo y necesito un abrazo. Aunque los haga a un lado (salvo que no me dejen respirar o algo así).
---
Oyendo: Guardians of the Galaxy (es muy divertido ver a Batista hablar como todo un caballero en inglés)
No voy a mentir, es una fama que me he ganado a pulso. Otro amigo me ha descrito incluso como "insensible"... si bien la realidad es bastante diferente.
En algún temblor en la secundaria en el que ayudé a evacuar, la maestra de la clase donde nos agarró (el temblor) lo describió a la perfección: "uno tiene que ser fuerte y reaccionar, aunque se esté haciendo pipí de los nervios".
Incluso en lo que más me gusta hacer, que es bailar en un escenario, soy el primero en calmar a la gente que va a bailar conmigo aunque yo le esté rezando a Yisuscráist, Vishnú y Buda juntos y ya estando arriba vea a un punto no fijo directamente enfrente de mí (gracias, técnicas teatrales) por que cuando veo a alguien especial en el público me equivoco, como ya ha pasado varias veces.
Especialmente tengo problemas cuando hablo enfrente de mucha gente. Por cuestiones de trabajo me ha tocado ser intérprete arriba de un escenario y la parte más difícil no es escuchar (o hablarle) a quien debo ofrecer el servicio, si no hacerlo enfrente de 500+ personas que quieren saber qué dijo su ídolo o quieren que lo que ellos sienten por el/ella sea transmitido con fidelidad.
Pero no nada más se trata de presentaciones en público; cualquier cambio en mi vida (como dije en la primera línea de este proyectado post) me aterra durísimo, empezando en cambios de escuela pasando por mudanzas DENTRO DE LA MISMA COLONIA, un nuevo trabajo, un cambio de hábitos o que me diagnostiquen alguna enfermedad que yo no haya tenido contemplada.
Por eso siempre trato de tener el control de todo, para que lo que sea que venga ya no me agarre por sorpresa. Claramente he fallado en mi intento de dominaciDigo, de controlar todas las variables a mi alrededor, y aunque ya me he relajado bastante, aun hoy puedo decir que el futuro incierto y yo no somos amigos. Ni nos saludamos, pues.
Sin embargo, cuando todo pasa (o todo ha caído estrepitosamente) me procuro un lugar y un momento solo -donde no me vea nadie conocido, al menos- y lloro, al menos una vez por mes, como Shakira. Creo que solo me he derrumbado bien enfrente de tres personas y no es algo de lo que me encante hablar.
Hablando se entiende la gente, dice el dicho, pero para mí no vale eso. De modo que la próxima vez que me vean, un abrazo tronador (o un besote ídem, dependiendo de quien sea) se agradecerán bastante. En mi caso necesito cosas un poco más concretas todo el tiempo.
En serio, todo el tiempo tengo miedo y necesito un abrazo. Aunque los haga a un lado (salvo que no me dejen respirar o algo así).
---
Oyendo: Guardians of the Galaxy (es muy divertido ver a Batista hablar como todo un caballero en inglés)
Comentarios