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¿Más vale solo?

El lunes de hace dos semanas me diagnosticaron en la oficina con rinofaringitis alérgica, que para como me sentía yo pensé que era un eufemismo de "te quedan dos semanas de vida". Tanto así, que el día siguiente no fui a trabajar y básicamente fui un mueble consumekleenex de mi casa. Ese mismo martes mi familia me suelta la noticia de que como a mi hermano le dieron vacaciones en el trabajo se iban a ir tres días fuera empezando... el miércoles. Si yo hubiera tenido 10 años y 400 antibióticos menos el viernes hubieran encontrado mi casa peor que la del proyecto X.

Pero no. Entre la temperatura y mi sentido de la responsabilidad hice mi rutina tal como todos los días: pararme 5:30 a.m. y regresar cerca de las 8 p.m. a dar de cenar, cenar yo, lavar los tres pinchurrientos trastes que usé, preparar mis cosas del otro día y llorar en mi cama quedarme dormido viendo una película. Sin embargo, debo reconocer que tres días de vivir solo me recordaron que del otro lado del mundo actué el papel y me salió bastante bien. Exceptuando la parte donde hay que cocinar, me gusta mucho esto de llegar a casa y no encontrarte a nadie.

Debería salirme del departamento donde estamos ahora (que ya más que departamento de familia parece dormitorio de estudiantes), yo lo se, pero la cosa es que aún con peleas y GRANDES diferencias de opinión quiero mucho a mi familia y fue de lo que más me costó dejar cuando me fui a Japón. Ser responsable de las cosas que haces, compras, usas o comes es divertido aunque parezca pesado, pero también está padre llegar cansado después de un día pesado y tener con quien platicar cosas que a otras personas no tendrías la confianza de contar.

Como sea, pasaron los tres días sin novedad en el frente y justo JUSTO cuando decidí portarme "mal" (intenté visitar lugares non santos que, por fortuna, estaban cerrados) acabé regresando empapado, tarde y enojado. Sin embargo, al entrar a la casa y oir la televisión prendida tuve una sensación rara entre "Están invadiendo mi espacio" y "¡Qué bueno! ya regresaron".

De ahí para acá he escuchado la misma historia del viaje (con escenas editadas y material nunca antes visto) contada como 15 veces y aunque es tedioso los tengo de regreso y me da gusto que estén acá. Se oye un poco de vida en la casa.

Ya saben todos que me fui a Guadalajara con miras a quedarme allá y acabé regresando, pero al final teníamos mi hermano y yo algunas pláticas por Skype o Facetime y hablaba con mi papá por teléfono seguido, que es como lo mismo pero más barato. El día que de verdad me vaya y no vuelva no se que vaya a pasar. De mis amigos tengo experiencias mezcladas,a ver qué pasa con la mía.

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Oyendo: Disparaste a matar - Paulino Monroy

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