Tan pronto como me vieron todos en el lobby mientras hacíamos fila para el check-out, me preguntaron que a dónde había ido en la noche que no estaba en el cuarto. No mentí, pero no dije la verdad completa: simplemente “ salí a buscar algún lugar cerca del centro ”. Ellos me buscaban para irnos a cenar al Santo Coyote , un lugar que Mario el gerente llevaba toda la semana insistiendo que deberíamos conocer. Parece que les fue muy bien en la cena (que el lugar está precioso, que la comida es buena), pero que les fue mucho mejor en su última noche de juer... perdón, estancia en Guadalajara, aunque eso significara que llegaron de madrugada, para variar. Uno de ellos incluso ligó. Siendo un hotel business class , la mayor parte de los hospedados viajan entre semana y el viernes salen de regreso a sus lugares de origen, así que la fila para el check-out era algo larga. Dejamos las maletas encargadas y llegamos a la promotoría a las 10. Con todo profesionalismo, llegamos a fregarle y acabar p
Vida, obra y milagros del hijo pródigo de Coapa.