No es secreto que trabajo mucho. Me gusta mi trabajo, sí, pero también me gusta salir de la oficina antes de las 9 de la noche para llegar a ponerme mi pijama y vivir un rato. Aún así, no tengo muchas opciones cuando tenemos trabajo atrasado y trabajo entrante que de a poco se va convirtiendo en atrasado. Trabajando 12 horas dentro de una oficina, tu equipo de trabajo se puede volver dos cosas: O tu segunda familia o tus peores enemigos. No hay punto medio: la convivencia diaria ( a veces más tiempo que con tu propia familia ) te va haciendo forjar relaciones muy fuertes o aversiones todavía más fuertes. Incluso puedes tener las dos al mismo tiempo. Yo, por ejemplo, tengo ya una suerte de familia disfuncional de esas que todos tenemos: Mamá regañona, papá conciliador, hermana mayor en su rollo, hermano menor molestable, tío barco, primos lejanos con los que hablas de vez en cuando y el amigo de la familia que te cae gordo. Y con todo, sobrevivimos y nos saludamos por las mañanas....
Vida, obra y milagros del hijo pródigo de Coapa.