Los domingos siempre me han parecido un día de lo más raro. Es un día de descanso, sí, pero a veces me gustaría que tuvieran un poco más de acción. Como los sábados siempre he tenido cosas que hacer (en algún momento el japonés o la escuela, y desde hace un rato la danza y/o las retas de videojuegos ), se que es un día de descanso pero no pasa tan lento como un domingo. Desde que tengo memoria, los domingos son el día que se me hace más lenta la vida. Empieza temprano, como a las 8 a.m. (nunca dormí mucho) y como a todos les encanta dormir, usualmente la calle está muy callada y mi casa empieza a tener vida por ahí de las 10:30. Yo puedo hacer varias cosas, que pueden ir desde tender mi cama (pues usualmente es el día que quito las sábanas y las vuelvo a poner completas), leer, ver mi correo, ver una película o jugar algo. Cada quien desayuna a la hora que le da hambre, lo que hace también que las cosas se muevan al ritmo que cada quien decide. Mi hermano usualmente está con la novia ...
Vida, obra y milagros del hijo pródigo de Coapa.