Aunque nosotros nos olvidamos sistemáticamente de la vida, la vida jamás nos deja solos. Siempre que algo nos hace mal nos lo quita... y cuando algo nos hace bien y lo olvidamos, nos lo azota en la cara. Por varias razones, decidí que por un rato no iba a bailar. Fue una decisión difícil, pero estoy seguro que es por algo mejor. Pero la Gran Sucesión de Causas y Consecuencias me dijo " ni madres " y no de la manera tranquila. Fui por los botines un jueves lluvioso hasta el otro lado de la ciudad. Pista número uno: el martes siguiente cerraba la escuela hasta el nuevo ciclo. Pensé que era sólo suerte y se me olvidó que no existen coincidencias, solo lo inevitable. A la semana siguiente (o sea, esta) me marca una amiga maestra a la que desde hace más de cinco años le ayudo con su función de fin de curso a bailar un solista con ella mientras los demás se cambian. Pero por razones japoneses el año pasado no se pudo, y pensé que se/me le había olvidado. Que si le ayudo este...
Vida, obra y milagros del hijo pródigo de Coapa.