Uno de los mejores juegos que salieron para ese abuelito
de las consolas llamado Game Boy es, lo saben quienes lo jugaron, a la vez uno
de los juegos con el final más triste en la historia de esas maquinitas del
demonio, como le decían las mamás.
Aun cuando desde el principio del juego te van dando
pistas, no puedes evitar llegar a ese momento donde te preguntas si lo que
haces en verdad es razonable. Si no hay otras maneras, otras salidas, si él
sabe algo.
Y entonces llegas al final de The Legend of Zelda, Link’s
awakening (para el mencionado Game Boy) y lloras de nostalgia, lloras de
impotencia y, si conseguiste el final perfecto, se te salen dos o tres
lagrimitas también de ver un sueño cumplido.
Quizás en otros sueños…
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