Bueno, decir que “jamás” me lo regresaron es un poco
extremo. Solo sigue en posesión de un amigo y (espero) volverá a mis manos en
cuanto regrese yo a México.
Este chico tiene mi juego desde que un día, platicando en
la oficina, me dijo que estaba buscando “cosas nuevas para jugar” porque lo que
tenía en casa ya le había aburrido. Yo le dije que podríamos hacer un
intercambio de juegos y así nos desintoxicábamos un poco de lo que veníamos
jugando en todo el año. Aceptó y el, muy cumplido, al día siguiente me trajo un
título. Yo ya empezaba a tener menos tiempo libre que el Preciso y la verdad se
me olvidó, pero a los dos o tres días ahí estaba cabal con Bayonetta para Playstation 3.
Cuando me preguntó que qué tipo de juego era, lo más
cercano a describirlo correctamente que se me ocurrió fue “Una bruja bien buena
con gameplay del primer Devil May Cry y movimientos finales espectaculares” y
por poco me lo arrebata de las manos.
Nier (el juego que me prestó), por culpa
mía y de mis ocupaciones, ni siquiera salió de su caja en todo el tiempo que
estuvo en mi casa hasta que decidí regresarlo pero el amigo, que sí se había sabido
dar tiempo para jugar, me dijo que lo aguantara porque estaba muy entretenido
matando ángeles. No es una mala persona, así que no tuve problemas para decir
que sí, y hoy, como diez meses después, conmigo en Japón y con la secuela en inminente
salida yo sospecho que ha habido tiempo de acabar el juego. Pero de este lado
del mundo no puede uno hacer mucho; ya habrá tiempo de organizar mi vida de
veras después de regresar de este gran paréntesis con sabor a salsa de soya.
A ver si ahora sí puedo jugarlo yo.
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