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Mostrando las entradas de junio, 2012

We can be heroes

Cuando se puede, y a veces hasta cuando no, los viernes en la noche acabo mi semana tomándome un café de El Jarocho, sentadito en alguna de las bancas del centro de Coyoacán. Uno de esos viernes me tocó sentarme en las escaleras que dan al quiosco, que tiene tiempo cerrado por remodelación. No era yo el único sentado en las escaleras y, como todos estamos ahí para disfrutar de una de las plazas públicas más bonitas de la ciudad, estábamos todos en sagrada paz viendo a los niños jugar correteando palomas o jugando con los globitos. Estábamos, pues, disfrutando de la vida contemplativa cuando pasó una parejita de enamorados y el chico, con todo el desparpajo de quien está seguro de que lo que hace está bien, tiró su envase de refresco al piso. Así, sin más . Los que ya teníamos conciencia de que el muchacho era un absoluto puerco pusimos cara de infinito desprecio , pero seguimos sentaditos y en lo nuestro.  Sin embargo, el ruido del PET al caer hizo que volteara un chiqui