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Mostrando las entradas de mayo, 2014

Hasta sentir el temblor en mis piernas

Los temblores son una sensación extraña. No los grandes terremotos, donde todo es caos y destrucción, si no los temborcitos de siete grados para abajo. Sentir que, como dijera Fey, la noche se mueve es de las cosas más raras que se pueden sentir. No te quemas, no te electrizas, no te azota el agua en la cara ni caes en bajada libre. Solo se te mueve el suelo y por alguna extraña razón eso aterroriza a la gente mucho más que los volcanes, por ejemplo. Creo en lugares donde los temblores son latentes, como Japón o México, lo que da miedo es precisamente la espera. El saber que la tierra acomodándose puede ser más escandalosa de lo normal en, literal, cualquier momento. Y claro, que ya hemos visto en repetidas ocasiones lo que eso significa: Kobe, el DF, Tokyo, Guerrero. Como sea, alertas de tsunami se dan media hora antes. De actividad volcánica con días de anticipación. Para los tornados hay épocas bien establecidas. Pero el SkyAlert suena 30 segundos antes de que nos muev